Ley de la dualidad: En el universo existen varias leyes que rigen todo cuanto existe, una de ellas es la ley de la dualidad. Esta ley se manifiesta en todos los seres y acontecimientos, y ha sido explicada en varias culturas de diferentes maneras pero con el mismo fondo.

Ley de la dualidad

Supongo que a estas alturas, ya te has dado cuenta que este mundo hay mucha dualidad dual. Dual significa DOS, Dos en un PAR. Uno y otro, o UNO u OTRO. Por ejemplo, en este mundo existen HOMBRES y MUJERES. Esa es la primer dualidad aparente. Hay frío y calor. Justicia e injusticia, placer y dolor, compañía y soledad, premio y castigo, amor y odio, lindo y feo, ricos y pobres, sanos y enfermos, bien y mal.

Hemos aceptado que estas cosas existen, son reales.

Al menos en este mundo, funciona de ese modo. ¿Y qué me dirías si te digo que estas dualidades son reales, más no verdaderas?. Tal vez ya hablamos de esto alguna vez, pero hay tres niveles para discernir. El DISCERNIMIENTO es una palabra muy necesaria en la senda espiritual.

Discernir entre lo real y lo ilusorio, es la mejor manera para caminar hacia la VERDAD.


Todas las cosas  tienen el mismo origen desde el “no-origen”, y están sujetas a la ley universal, de lo más simple a lo más complejo.

Conociendo la base podemos saber cómo se va a desarrollar el resto, al igual que podemos preguntar a una parte para saber del todo. Podemos saber de  nuestro cuerpo preguntando a la mano, al iris del ojo, a los pies, a la espalda o a cualquier otra zona. 

Hablar de Taichi es hablar del origen de las cosas y de su posterior evolución y adaptación a su entorno; por lo que se incluyen animales, plantas e incluso el reino mineral, pues todo es energía y toda energía tiene una evolución.

Ley de la dualidad

¿Y qué tiene la dualidad que debamos trascenderla?

Hablamos de un océano. Imagina las olas, que cambian según el viento, hoy calmas y mañana tempestuosas, hoy te mecen y mañana pueden matarte. La dualidad es una forma de ilusión, una forma de este mundo y su Magia.

A veces escucha a las personas decir: hoy estoy triste por tal cosa. Un día su realidad cambia, y de golpe me dicen: ahora estoy contento por tal cosa. Y así oscilamos, entre los polos de opuestos como el Bhagavad Gita los llama. Hoy estamos bien, mañana mal. Somos como las olas movidas por el viento de la ilusión. ¿Y si descendemos más profundo? ¿Si hacemos que este cambio constante no nos toque? ¿Cómo lograrlo?