La fiebre aftosa es una enfermedad vírica grave del rebaño, sumamente contagiosa y de repercusiones económicas considerables. Afecta a los bovinos y porcinos así como a los ovinos, caprinos y otros rumiantes biungulados. Todas las especies de ciervos y antílopes como también elefantes y jirafas son susceptibles a esta enfermedad.

En una población susceptible, la morbilidad es de casi un 100%, siendo los animales de cría intensiva más susceptibles que las razas tradicionales. La enfermedad es rara vez fatal en los animales adultos, pero la mortalidad entre los animales jóvenes suele ser alta debido a la miocarditis o a la falta de amamantamiento si la madre está afectada por la enfermedad.

La fiebre aftosa se caracteriza por fiebre y úlceras en forma de ampollas en la lengua y labios, en la boca, en las ubres y entre las pezuñas. Ocasiona graves pérdidas de producción y aunque la mayoría de animales afectados se recupera, la enfermedad a menudo los deja debilitados.

El organismo causante de la fiebre aftosa es un aftovirus de la familia Picornaviridae. Existen siete cepas (A, O, C, SAT1, SAT2, SAT3, Asia1), y para cada una se necesita una vacuna específica a fi n de proporcionar la inmunidad de un animal vacunado.

La fiebre aftosa es una enfermedad inscrita en la lista del Código Sanitario para los Animales Terrestres de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y debe ser declarada a la OIE (Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE). Es la primera enfermedad para la cual la OIE ha establecido una lista oficial de países y zonas reconocidos libres con o sin vacunación.

Asimismo, los Países Miembros pueden solicitar a la OIE el reconocimiento oficial de sus programas de control de la fiebre aftosa.

Transmisión y propagación

La fiebre aftosa se encuentra en todas las excreciones y secreciones de los animales infectados. El virus puede estar presente en la leche y el semen durante hasta 4 días antes de que el animal muestre signos clínicos de la enfermedad.

Los animales que se han recuperado de la infección o aquellos vacunados con vacunas de virus vivos pueden actuar como portadores del virus.

Los animales infectados liberan, entre otras cosas, una gran cantidad de virus en forma de aerosol y pueden infectar a otros animales por vía respiratoria u oral.

La importancia de la fiebre aftosa está ligada a la facilidad con que el virus se difunde por los siguientes medios:

  • introducción de nuevos animales portadores del virus (saliva, leche, semen, etc.) que pueden contagiar a un rebaño;
  • corrales, edificios o vehículos contaminados utilizados para la estabulación y desplazamiento de animales susceptibles;
  • materiales contaminados tales como paja, piensos, agua, leche o productos biológicos;
  • prendas o calzado contaminados de las personas, o equipos usados contaminados;
  • carne o productos animales infectados con el virus, crudos o insuficientemente cocidos, y utilizados en la alimentación de animales susceptibles; y
  • dispersión en aerosol del virus de una propiedad infectada vía las corrientes de aire.

Riesgo para la salud pública

La fiebre aftosa no es transmisible a los humanos.

¿Como se manifiesta la enfermedad en las diferentes especies?


En los bovinos la primera manifestación clínica es la reacción febril que puede alcanzar a 40 oC seguida de depresión, falta de apetito y retardo o cese de la rumiación.

La enfermedad presenta síntomas bastante característicos con formación de vesículas en la boca (especialmente en la lengua y también en los labios encías y paladar superior), hocico, espacios interdigitales y rodetes coronarios de las pezuñas y con cierta frecuencia en los pezones y en la superficie de la ubre.
Puede ocurrir intenso babeo (sialorrea) y un ruido característico de la lengua en la boca (chasquidos bucales como de succión). El animal se alimenta mal, debido a la dificultad para comer, pierde peso y a veces hay disminución o cese total de la producción de leche. 
Las vesículas se rompen en uno a tres días dejando erosiones húmedas, dolorosas y sensibles, de color rojizo en la mucosa bucal y nasal así como en los epitelios de las patas y otras regiones

El animal presenta claudicación rigidez y pelos erizados.En las hembras gestantes pueden ocurrir abortos a veces con preñez avanzada.

En porcinos los primeros síntomas son evidenciados por claudicación; son afectados especialmente los miembros anteriores con presentación de dolor intenso y manquera.
Los animales presentan fiebre elevada, perdida de apetito, depresión y las lesiones de las patas se inician con manchas rojas y luego la formación de vesículas en el rodete coronario, dedos, espacio interdigital y almohadilla plantar. 
Generalmente hay inflamación intensa de las patas con desprendimiento de uñas. Sin poder caminar los animales quedan caídos y tienen dificultad para procurar alimentos

Las lesiones en el hocico son frecuentes, a veces se forman grandes aftas, siendo mas raras en la boca.
En los lechones la enfermedad es mas severa como se especifico anteriormente pudiendo producir alta mortalidad.

En ovinos y caprinos la fiebre aftosa es una enfermedad mas benigna que en los bovinos. Normalmente las lesiones se traducen por pequeñas vesículas en el dorso de la lengua, labios , encías y paladar duro. Como la mucosa de la boca es muy tenue, normalmente esas lesiones se encuentran abiertas cuando se examinan los animales.

Aunque se pueden confundir con traumatismos y otras infecciones, las lesiones en las patas son las mas visibles indicadas por la claudicación de los animales. Esas lesiones, cuando están presentes se localizan de preferencia en los rodetes coronarios y con menor frecuencia en el espacio interdigital. Rara vez se encuentran lesiones en los cuatro cascos. Debido a esa sintomatología considerada leve, muchas veces la fiebre aftosa pasa desapercibida en estas especies.