El fenogreco es de las plantas medicinales más antigüas cultivadas nativa del sur de Europa y Asia. El nombre mismo tiene un tono exótico, y debería, por lo mucho que ha viajado. Una planta muy popular cultivada en las regiones del Mediterráneo, Argentina, El norte de Africa, Francia, India y E.U.A, el fenogreco ya es mencionado en antiguos escritos en papiros egipcios alrededor de 1500 A.C. Por ser usado en tantas culturas, esta hierba tiene muchos diferentes apodos: pata de pájaro, paja griega.

El fenogreco  se obtiene de una planta la cual contiene unas semillas duras que se caracterizan por tener un color marrón y un sabor amargo. Estas semillas pueden ser consumidas enteras, tostadas, trituradas o también pueden procesarse hasta formar un polvo fino para después ser utilizada como condimento. 

El Fenogreco

Incluso se empela como harina para hacer pan o se puede consumir su germen en ensaldas. 

Beneficios

Las semillas de fenogreco son ricas en minerales como el hierro, potasio, calcio, selenio, cobre, zinc, manganeso y magnesio. En el departamento de vitaminas, contiene tiamina, ácido fólico, riboflavina. pyridoxina ( vitamina B6), niacina y vitaminas A y C. También tiene polisacarosas: saponines, hemicelulosa, mucilageno, tannina y pectina, que ayudan a bajar niveles de colesterol LDL (malo) al evitar que sales biliares sean absorbidas en el colon, mientras al mismo tiempo une las toxinas para que puedan ser expulsadas por el cuerpo. El aminoácido 4- hydroxy isoleucine en la semilla ayuda a bajar la velocidad de la absorción de glucosa en los intestinos, lo que hace que baje el nivel del azúcar en la sangre en pacientes con diabetes.

Es notable que 100 gramos de semillas de fenogreco contienen alrededor de 323 calorías, y que su contenido en fibra es bastante alto, lo que puede tener que ver con uno de los usos tradicionales de este producto en el Medio Oriente – subir de peso. Zonas del Medio Oriente y del Norte de Africa son conocidos por moler la semilla para hacer una pasta que se toma con azúcar y aceite de olivo. Las semillas también se suman a la masa digestiva, lo que ayuda a prevenir constipación. La masa también se usa típicamente para curar infecciones e inflamaciones en heridas, y la parte de la hierba se usa para tratar diarrea y úlceras estomacales.

El Fenogreco contiene choline, que estudios demuestran que no solo ayuda a alentar el envejecimiento mental, pero también calma PMS y síntomas de la menopausia. El Fenogreco también es considerado un afrodisíaco, y muchos estudios celebran su habilidad de incrementar la líbido en los hombres.

También hay quienes atribuyen al fenogreco la habilidad de hacer crecer los pechos en mujeres, pero ninguno estudio ha podido comprobarlo. Otro componente clave, diosgenina, ha probado incrementar la fluidez de la leche, lo que hace a esta hierba muy popular entre las mujeres lactantes. De todas formas, el fenogreco puede causar contracciones uterinas, así que se recomienda que las mujeres embarazadas lo eviten por completo.

¿El fenogreco engorda?

Depende cual sea nuestra intención. Ya que si lo que queremos en aumentar de peso podemos conseguir que el fenogreco con ayude, porque es un anabolizante natural.

En ese caso podríamos afirmar que el fenogreco engorda. Eso sí, siempre que nuestra intención sea aumentar sanamente el volumen de nuestro masa corporal, y esto sólo lo conseguiremos con una dieta adecuada para esa finalidad.

El Fenogreco

Si de lo contrario lo que queremos es no engordar o bajar de peso, el fenogreco es un diurético.

Podemos utilizarlo también para ello, acompañado de ejercicio y una dieta sin exceso de calorías, acompañada de ejercicio y actividad física.

Como consumirla

  • Las semillas en decocción. La fórmula base es de una cucharada sopera de semillas por unos 400 ml de agua. Se toma hasta tres veces al día, o bien pequeñas dosis durante la jornada para tratamientos de semanas alternas; una de activa, y otra de descanso. Mejor en ayunas.
  • Semillas en polvos, tomados estos con una cucharadita de café, dos veces al día.
  • En forma de extracto fluido (de venta en herbolarios), hasta 60 gotas al día, con agua o zumo de frutas.
  • Las cápsulas (de nuevo de venta en herbolario), de dos a cuatro diarias, para el colesterol y la diabetes.
  • En forma de tintura alcohólica, unas 50 gotas, disueltas en agua o zumo de frutas, hasta tres veces al día. Destinado sobre todo a trastornos digestivos.
  • La decocción, aplicada en compresas bañadas o en lavados parciales, para afectaciones dermatológicas (eccemas, forúnculos) y para aliviar el dolor y la inflamación de golpes, contusiones, torceduras, esguinces, etcétera.
  • El gargarismos o colutorios en caso de faringitis y de úlceras bucales.
  • La decocción purificada para aplicarla en colirio en caso de blefaritis y conjuntivitis.
  • La harina, asociada a aceite de oliva o de onagra y aplicada en emplasto, sobre esguinces, torceduras, eccemas, granos, forúnculos, etcétera.

Contraindicaciones

  • Durante el embarazo, por la presencia de cumarinas y alcaloides, el fenogreco en dosis terapéuticas, incluso si estas son mínimas, debe ser evitado, para evitar posibles malformaciones en el feto.
  • No es prudente tampoco administrar fenogreco a niños menores de dos años, en ninguna de sus formas.
  • Las madres lactantes deben consultar antes al médico especialista antes de tomar fenogreco, en té o en extractos, ya que los principios amargos que contiene podrían alterar ligeramente el sabor de la leche materna, a pesar de que estamos ante una planta galactógena, capaz de estimular la producción de leche materna y ayudar a los bebés a ganar más peso.
  • Algunas personas muestran reacciones alérgicas hacia muchas de las plantas de la familia de las leguminosas.
  • Puede mostrar interacciones indeseadas con algunas medicaciones. El fenogreco podría tener un moderado efecto anticoagulante de la sangre, y por ello podría llegar a acelerar el sangrado o la aparición de hematomas si se compatibiliza con la toma de algunos fármacos anticoagulantes y antiplaquetarios como la warfarina, pero también con antiinflamatorios de síntesis como el ibuprofeno, el diclofenaco (voltaren), e incluso la vulgar aspirina, entre otros. En tales casos, es preciso consultar con el médico y ajustar las dosis.