Acoso callejero:

Es mentira que el acoso callejero es sólo un poco de diversión inofensiva. Se trata de poder y control que puede derivar fácilmente en violencia física o psicológica.

Caminando por una calle tranquila a las 19hs de un martes, me di cuenta que había dos hombres que venían hacia mí en la dirección opuesta. Estaba un poco oscuro, había solo una tenue luz que provenía de dos faroles. A medida que se acercaban, los hombres me miraban de arriba a abajo con los ojos detenidos en mis pechos y piernas. Se miraban entre ellos y, sonriendo, decían algo que yo no podía oír. El latido de mi corazón se aceleró y sentí que muchas emociones me inundaban: miedo, ansiedad, impotencia, enojo, frustración y vergüenza; vergüenza de ellos, de la sociedad que lo permite y de esa perpetuidad en la institucionalización del dominio masculino más conocido como patriarcado. Todo eso pensé en un segundo.

acoso callejero

Estres que genera el acoso en la mujeres

Estas son algunas de las cosas que algunos hombres y ciertas mujeres no entienden. Hablo de los que te preguntan “¿cuál es el problema de que te digan algo lindo?. Tomalo como un piropo, como que todavía estás buena». Sin embargo, el acoso callejero es un asunto terriblemente agotador que padecimos y padecemos todas las mujeres en algún momento de nuestra vida.

El proceso de escanear la calle mientras caminas, la tensión constante, el alerta en el cuerpo te enfrentan con un gran sentimiento de impunidad . Innumerables mujeres han escrito acerca de los mecanismos de defensa que ponen en marcha: caminar con las llaves entre las manos, no pasar por lugares oscuros, evitar caminar sola a altas horas de la noche. Pero, ¿por qué tenemos que estar negadas de tal libertad?. Es muy triste que se naturalizan esas reglas. Y si no las cumplis son un desvío de la norma, una mujer que hizo lo indebido: “ella se la buscó”, “¿cómo puede ser que vaya sola a las 3am por ahí?”, “¿vos viste cómo estaba vestida?”, “claro, si iba borracha y con pollerita”. Estos discursos que exculpan al victimario son recalcitrantes.

¿Por qué no lo tomas como un piropo?

Porque no es un piropo. Es una declaración de poder. Es una manera de hacerme saber que un hombre tiene derecho a mi cuerpo; derecho a discutirlo, analizarlo, evaluarlo y más. Es un poder que se utiliza para intimidarnos y deshumanizarnos. El acoso callejero no se trata de elogios sino de poder, violencia y control.

El acoso es una invasión del espacio privado que nos incomoda e intimida. Reclamemos el derecho que tenemos de caminar tranquilas por la calle.