Alma…
Es probable que haya momentos en tu vida, en que tu alma evoluciona más rápidamente que las circunstancias. Tu mente subconsciente puede estar lista para avanzar mucho antes, de reconocer que está destinada a abrazar una nueva forma de vida.
Tú alma, intuitivamente entiende que el cambio de hábitat puede ser una parte vital del proceso de crecimiento. Y que puede haber una parte tuya que esté ansiosa por mudarse a otro hogar, otra localidad u otro plano de existencia.
Pero los lazos que te unen a tu actual modo de ser, pueden hacer que la transición a esta próxima etapa de tu vida sea más difícil de lo que tiene que ser. Si te resulta difícil seguir adelante, considera que, así como la gente en tu vida puede ir y venir, tu papel en la vida de los demás también puede ser temporal.
Y muchas de las condiciones que al principio parecían favorables te sirvieron por un corto tiempo. Cuando estés list@ para emparejar tu situación con la de tu alma, encontrarás una nueva sensación de armonía y te sentirás cada vez más conectada con el universo.
Seguir adelante
Seguir adelante puede definirse de muchas maneras. Tu impulso puede llevarte a tu lugar actual, o bien a un lugar que instintivamente sabes que será más nutritivo, cómodo y enriquecedor espiritualmente.
Una vez que llegues, tus dudas desaparecerán, y sabrás que encontraste un santuario. Del mismo modo, los cambios sutiles en tus valores, metas o necesidades emocionales, pueden motivar a distanciarte de un grupo de personas. Esto con el fin de reasociarte con las personas que son más capaces de apoyar tu evolución.
Por ejemplo, esto podría significar alejarte de tu familia natal para encontrar a tu familia enérgica o espiritual. La ruta que necesitas viajar no siempre es clara. Puedes sentirte inspirado a cambiar, pero no estar seguro de por qué o cómo. La claridad puede venir en la forma de una pregunta. Si es que estas dispuesto a preguntarte seriamente qué rumbo está intentando tomar tu alma.
De alguna manera, moviéndote de un punto a otro cuando te sientas fuertemente impulsada a hacerlo, es una manera de aunar tus energías espirituales y terrenales. Es un proceso de dos pasos que implica no sólo dejar ir sino también volver a conectar. Sabrás que has encontrado tu destino físico o no, cuando sientas en tu corazón que has renacido en una vida que tiene la forma, el tamaño y la composición correcta para ti.
