Últimamente se ha hecho habitual el uso del término tóxico para referirse a personas que de un modo u otro nos afectan. Pero lo que mayor bienestar puede aportar a tu vida no es percibir la toxicidad en los demás, sino prestar atención al modo en que te vinculas con ellos. En lo que refiere específicamente a la pareja, algunos indicios de que tienes una relación de pareja toxica son los siguientes:

Relación de pareja toxica

Relación de pareja toxica: Características

1- No hay espacios para el afuera.

Es normal y esperable que, en los primeros tiempos del idilio, los enamorados sientan que el afuera no existe, pero luego de un tiempo prudencial esta situación debería ir revirtiéndose. Más allá de lo bien que la pasen juntos, un vínculo simbiótico terminará anulándolos en muchos otros aspectos que conforman su mundo.

2- No hay espacios para la intimidad.

A la inversa que en el ítem anterior, refiere a esas parejas en las que el mundo externo se funde con las áreas que deberían ser exclusivas de la pareja. Uno de los dos (o quizás los dos) hace lo posible para evitar encontrarse a solas., no sólo con un fin sexual, sino también para conversar, llevar a cabo una salida, estar juntos en silencio, o cualquier otra cosa que genere un clima de inntimidad.

3- No te deja (o no lo dejas) llevar a cabo proyectos.

Todo tenemos sueños, u objetivos que queremos alcanzar o cumplir, pueden ser de cualquier índole, pequeños o grandiosos, pero son importantes, al menos para nosotros. El hecho de estar compartiendo tu vida con alguien no implica que debas dejar de lado esas metas, Cuando realmente se ama, el crecimiento y el progreso del ser amado es motivo de felicidad.

4- Actitudes inflexibles.

Habla de la incapacidad de negociar, de escucharse, de ceder.

Una pareja, en cierto modo, es como una sociedad, por más afines que sean siempre habrá disparidad de gustos, de criterios, de manera de encarar las cosas. Si no hay predisposición para tener en cuenta la posición del otro, el conflicto será una constante en esa relación.

5- El perdón brilla por su ausencia.

Muchas veces se escucha decir “esto no te lo voy a perdonar”. En otras ocasiones, la expresión es “te perdono” pero los reproches continúan indefinidamente.

Ambos casos hablan de una incapacidad para disculpar al otro por una acción, una omisión, o un dicho que nos resultó doloroso u ofensivo. Por más que no se vuelva a hablar del tema, de forma implícita dicha cuestión quedará instalada, generando tensiones.

6- Las mentiras son frecuentes.

Quien dice que no miente nunca, ya está mintiendo. Somos humanos, y por ende imperfectos. Pero si en la pareja esto se hace costumbre, se va construyendo sobre un terreno en el que falta el pilar fundamental: la sinceridad .

7- En cuanto a la confianza…

Alguien dijo una vez que hay tres cosas que destruyen una pareja: la confianza, la desconfianza, y el abuso de confianza.

Traduciendo:

  • La confianza: confiar? por supuesto, pero sin caer en la ingenuidad…
  • La desconfianza: celos desmedidos y actitudes paranoides siempre perjudican.
  • El abuso de confianza: por más que sientan que “son uno”, es solo una ilusión, hay una individualidad y una privacidad que debe ser respetada. No es bueno entrar al baño sin golpear si lo está ocupando el otro, ni revisar su correo a sus espaldas.

Relación de pareja toxica: ¿Que hacer?

Si te sientes identificada con algunos de estos tips, la única salida es el cambio. Los destinos de ese cambio pueden ser dos:

  • Si ese vínculo realmente te importa, será necesario que lo hablen en profundidad , y con la mayor honestidad posible planteándose en qué están fallando. En caso de no lograr sortear los obstáculos por sí solos, una terapia de pareja puede ayudar.
  • Si percibes que has agotado todos los recursos, o que tu compañero no está dispuesto a mejorar la relación, lamentablemente el único cambio posible es dar por finalizada esa historia.

Lo que no debes hacer es esperar que el tiempo por sí solo resuelva las cosas, ya que lo único que conseguirás es quedar instalada en un modo de vida que no te satisface. Por supuesto que se requiere tiempo para revertir conductas y actitudes poco saludables. Pero no es el tiempo, sino tú, la que tiene el poder de modificar lo que no te hace feliz.