SI tuviéramos que definir el miedo con una sola palabra, o buscarle un sinónimo, dicha palabra sería: Incertidumbre. Como alguna vez dijo un simpático burro en una película animada, el miedo es la reacción natural a lo desconocido. El desconocimiento de un hecho, que está por venir, o que puede ocurrir. Nunca le tenemos miedo a algo que pasó o que pasa en este instante, lo que tememos es lo que puede pasar. Casi todos los miedos que nos atormentan son provocados por conjeturas. Tratamos de adivinar situaciones que aún no pasamos pero que no deseamos pasar, y tememos a que sucedan.

Miedo a la soledad

Quizás, uno de los miedos que nos atormentan más comunes, es el miedo a la soledad. ¿Quién no pensó si encontrara algún día al amor de su vida o su pareja perfecta? Si bien cuando somos niños o adolescentes solemos bromear bastante con el tema, cuantos más años permanecemos solteros, más nos lo vamos tomando seriamente. Aunque no haya una edad estipulada para encontrar el amor definitivo, todos tenemos un reloj biológico donde vemos cuando es hora de hacer que. Es personal y cada uno tiene sus propios tiempos y metas, hay quienes no se sienten presionados para nada pues casarse o estar en pareja no es una de sus metas o deseos.

Hay que tomar una actitud expectante hacia el futuro y esperarlo con ansias, en lugar de temerle o mostrar recelo. Siempre hay que estar abiertos a nuevas oportunidades, ya que nunca sabemos dónde puede cambiar nuestra vida. Cuanto más digamos que no, más nos encontraremos en la misma posición.

miedos que nos atormentan

Miedo a la escasez

Otro de los miedos más comunes que tenemos todos es el miedo a la escasez: ¿Qué hago si me quedo sin trabajo? ¿Y si consigo pero no me alcanza? Solemos tener ese miedo cuando no nos tenemos fe a nosotros mismos. Cuando nos falta confianza, tememos perder el trabajo que poseemos por miedo a no encontrar otro. Nos creemos incapaces de mantener el trabajo actual o conseguir otro.

Debemos estar siempre alerta a esto y saber que nada dura para siempre, es muy recomendable tener siempre un plan B o alguna otra salida económica que podemos mantener en paralelo a nuestro trabajo actual. Esto nos da seguridad económica y nos genera más confianza, al mismo tiempo que nos genera un ingreso extra.

También debemos de pensar que no vamos a perder un empleo porque si. Si nos esforzamos y trabajamos duro no solo podemos conservar el empleo sino que hasta podríamos recibir un ascenso. Siempre que encares un proyecto en tu vida asegúrate de darlo todo. Probablemente ese esfuerzo coseche sus frutos.

Miedo a la enfermedad

Un tercer miedo que siempre oímos es el miedo a la enfermedad. Enfermar es siempre un problema, sobre todo cuando no se encara adecuadamente. La automedicación o la recomendación de algún amigo no siempre es la mejor opción. Lo más preferible es siempre recurrir al médico.

Quizás oímos o vemos que varias personas de nuestro entorno cercano o lejano han sufrido de algún problema de salud grave y nos preguntamos ¿Cuándo me pasara a mí?

Pero antes de esa pregunta uno debe preguntarse ¿Por qué me va a pasar a mí? No es necesario que nos pase algo malo solo porque les paso a algunos conocidos. Solemos pensar ¿Qué pasaría si nos sucediera a nosotros? Y ese es ya el primer pensamiento nocivo que se puede tener, no hay un motivo por el cual nos deba suceder a nosotros solo porque le haya sucedido a alguien más. Hay que tratar de vivir lo más relajado posible, con una buena alimentación y ejercicio para evitar ese tipo de problemas.

Estar todo el día pensando en cuando va a ser nuestro turno no es saludable para nada. Hay que tratar de adivinar menos y vivir más.

Miedo a la muerte

Inevitablemente el último y por excelencia el más común de los miedos, es la muerte. Inevitable, inapelable e igualitaria. Nos llega a todos, y nadie puede salvarse de ella, es el principal miedo de todos los seres vivos. Entonces ¿qué hay que hacer? La solución para no temerle a la muerte es aceptarla. Es el hecho más claro de los que no se pueden cambiar. Entonces, si no se puede cambiar, es inútil sufrir por ella.

Hay que aceptar lo que nos depara la vida, y por más rico o pobre, alto o bajo, bueno o malo que seamos, el único final es ese. Entonces, ¿Por qué le tememos tanto?

Tenemos muchos miedos que nos atormentan. Tememos el perder todo lo que conseguimos, el no ver más a nuestros seres queridos, al dejar de existir, le tememos a todo eso. Pero lo que más tememos de la muerte es que no sabemos ni cómo ni cuándo ni porqué puede llegar a suceder. Es la especulación en su máxima expresión.

Y como dijimos anteriormente, el adivinar o especular, nos hace tener miedo. Es por ello que tenemos miedos que nos atormentan. Debemos vivir el presente, disfrutar cada momento y atacar cada problema cuando se presente, uno a uno, sin apresurarnos. Porque la vida es corta y hay que vivirla segundo a segundo, lo más feliz que se pueda.